Una vez tuve una amiga muy guapa de la que estaba enamorado y que estaba enamorada de mí. No nos resultaba fácil vernos, teníamos que robar cada momento que pasábamos juntos. De modo que sólo conseguíamos arreglárnoslas a costa de grandes esfuerzos e imaginación. Pero incluso así, a veces pasaban meses antes de que pudiéramos vernos.