O. Henry (1862-1910), seudónimo de William Sydney Porter, fue un escritor prolífico y de mucho éxito. Su ironía, astucia y picardía narrativa le hicieron célebre en su época, y aun hoy, más de un siglo después de su muerte, seguimos leyendo sus relatos cortos con la pasión de sus contemporáneos.
Hoy os ofrezco uno de sus cuentos, “El romance de un ocupado bolsista”, que narra en un corto espacio del tiempo la apresurada vida laboral de un hombre de la Bolsa y su comportamiento respecto al género femenino.
No desvelaré más la trama; diré tan solo que gracias al giro del final resulta difícil concluir la lectura del cuento sin esbozar una sonrisa, con la sensación incluso de que O. Henry nos ha tomado (narrativamente) el pelo.
Este tipo de finales climáticos no es una excepción en O. Henry, más bien todo lo contrario. Tanto es así, que se puso de moda la expresión «un final a lo O. Henry».