Relato corto de Edmundo Valadés: La grosería
Pero para contarlo, sin caer en la vulgaridad, hace falta talento. Es lo que le sobraba a Edmundo Valadés. Primero fue profesor de escuela rural, más tarde le hizo la periodismo; escribía de lo humano o lo divino. Para eso había leído en su adolescencia a Poe, Chejov, y a Maupassant, y uno en particular, Anatole France.