Hoy os entrego otro relato del gran maestro Antón Chéjov, uno de los cuentistas más célebres de todos los tiempos. En esta narración breve, Chéjov nos sitúa frente a un personaje peculiar, tremendamente chejoviano, bien mirado, un periodista de poca monta que despotrica de la escritura de encargo y sueña con ser un escritor o un periodista famoso. Y mientras tanto, en el pequeño entorno del hogar, ejercita una tiranía propia de mediocres.
Iván Krasnukin, pues ese es el nombre del plumilla, lleva además una vida desorganizada: trabaja de noche y duerme de día. Y pretende que todo el mundo esté callado para que él pueda desempeñar su sufrido trabajo…
No es la primera vez que Chéjov critica las pretensiones de grandeza de escritores de media pluma. Ya lo hizo, por ejemplo, en el cuento “El talento”.