Escribir. Una posible definición

escribir definición
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Por agradable imperativo escribir es uno de los dos verbos que marca la pauta de este blog. El otro, obviamente, es corregir. ¿Pero a qué nos referimos con escribir? El DRAE define esta palabra, en su primera acepción, como «representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie».

Esa podría ser una buena definición, aunque algún amante de la escritura creativa podría decir que escribir es una forma de evadirse de la realidad, de superar los fantasmas o simplemente el modo de alcanzar algo parecido a la felicidad (Mario Vargas Llosa, por ejemplo), la manera más profunda de leer la vida (Francisco Umbral) o simplemente de caer en la tortura (Gustave Flaubert). Kafka fue más allá y dijo –mejor dicho, escribió– que «la escritura es otra forma de oración».

Así pues, tenemos una definición neutra del verbo escribir y tendríamos muchísimas definiciones emocionales o filosóficas (una por cada escritor) de lo que significa este oficio, visto desde la experiencia de los autores. 

Pero pese a tantas definiciones, se me quedaba corta la cosa. Necesitaba una definición de este verbo que abarca su significado de un modo más técnico. Y voilá, dicha definición la he encontrado en el Diccionario de redacción y estilo (Pirámide, 2015, 4.º ed.), de José Martínez de Sousa, quizá la mayor autoridad en lexicografía de este país.

Os dejo la entrada al verbo escribir que le dedica en el citado diccionario.

 

escribir, una posible definición

escribir, según Martínez de Sousa

(del lat. escribere), Representar las palabras o ideas mediante signos convencionales en un soporte adecuado, que puede ser duro (piedra, metales), blanco (papiro, pergamino, papel) o una representación en pantalla de ordenador, valiéndose de la herramienta, el adminículo o el procedimiento adecuado. 2. Comunicar algo por escrito. 3. Componer discursos, reportajes, artículos, noticias, libros, etcétera.

Ambas técnicas, sin embargo, son normalmente necesarias, en especial la segunda, para el dominio completo del lenguaje en todas sus modalidades; es decir, que no basta el conocimiento de la forma de las palabras, sino, en especial, el de su sentido.

Las personas que se dedican a escribir deben conocer lo mejor posible las tres técnicas. Es cierto que en algunos casos el escritor nace, pero lo más general es que las técnicas de la escritura se adquieran. También es cierto que no en todos los casos se precisa una depurada técnica de la escritura, pues no es lo mismo escribir un artículo que una carta, una noticia que un artículo de colaboración en un periódico, una obra que un informe.

Cada una de las tres técnicas tiene exigencias distintas. Por ejemplo, el arte de trazar las letras (tener buena letra), pese a que se sigue y seguirá cultivando, carece hoy de importancia decisiva, por cuanto existen artilugios (desde la máquina de escribir hasta el teclado del ordenador) que nos permiten presentar un escrito con prácticamente todos sus signos aunque no sepamos trazar las letras en la escritura manual.

Sin embargo, y pese a ciertas ayudas que los programas de tratamientos de textos pueden proporcionar para la recta escritura de la mayor parte de las palabras e incluso para evitar el empleo de voces y términos repetidos y otros aspectos lingüísticos, la técnica de la escritura de palabras (tener buena ortografía) y el empleo adecuado y correcto del lenguaje (expresarse con propiedad) deben adquirirse conscientemente por medio del estudio ordenado.

Las reglas para el arte de la expresión son muy antiguas. Las que actualmente se cultivan tuvieron su origen en los griegos de la Antigüedad clásica, que estudiaron el lenguaje que utilizaban y la forma de exponerlo no solo para divulgar y generalizar las formas de expresión, sino también para clasificar los escritos y reunirlos en géneros. Restos de ello quedan aún en la terminología con que designamos las distintas figuras del lenguaje, especialmente las retóricas.

Como todas las técnicas, las del lenguaje son difíciles y requieren un aprendizaje. Sin embargo, si este aprendizaje se realiza ordenadamente, yendo por sus pasos contados de lo particular a lo general, de lo simple a lo complejo, la adquisición de los conocimientos que nos permitan expresarnos con propiedad es más fácil y llevadera.

Francisco Rodríguez Criado es escritor, corrector de estilo y editor de blogs de literatura y corrección lingüística.

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