Un día un campesino estaba labrando su campo, cuando se acercó a él un Oso y le gritó:
—¡Campesino, te voy a matar!
—¡No me mates! —suplicó este—. Yo sembraré los nabos y luego los repartiremos entre los dos; yo me quedaré con las raíces y te daré a ti las hojas.