
Estos días he corregido algunos relatos cortos que guardaba en mi ordenador, y he descubierto para mi asombro que no recordaba ciertas historias que yo mismo escribí hace algunos años. Tanto es así, que hubiera aceptado de buen grado que esos cuentos eran obra de otra persona. Y sin embargo, una vez terminada la lectura, una oleada de recuerdos se agolparon en mi mente. De repente, comencé a rememorar cuándo, cómo y por qué escribí esas narraciones breves, las mismas que poco antes me habían resultado ajenas.